Entre los años 1945 y 1996, se realizaron en el mundo más de dos mil ensayos nucleares, que amenazaron la paz y la seguridad de las personas y el medio ambiente. Por eso, buscando su completa prohibición, se formuló el Tratado de Prohibición de Ensayos nucleares (TPCE). Este Tratado fue aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de septiembre de 1996 (resolución 50/245), tras lo cual quedó abierto a la firma de todos los Estados Miembros el 24 de septiembre de 1996. Entrará en vigor 180 días después de la fecha en que hayan depositado los instrumentos de ratificación todos los Estados enumerados en el anexo 2 del Tratado. El texto sobre el establecimiento de una Comisión Preparatoria de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares fue aprobado el 19 de noviembre de 1996 (resolución CTBT/MSS/RES/1), durante una Reunión de los Estados Signatarios, convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas, en su calidad de Depositario del Tratado. Chile firmó el Tratado el 24 de septiembre de 1996 y lo ratificó, ante las Naciones Unidas, el 12 de julio del año 2000. Desde ese entonces,en su calidad de autoridad nacional, la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) ha dado estricto cumplimiento a las obligaciones que emanan de estos contratos.
Se puede verificar a través del llamado Régimen de Verificación del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (TPCE), el que se estableció para detectar cualquier explosión llevada a cabo en la tierra, debajo de ella, bajo el agua o en la atmósfera.
El propósito del régimen de verificación es monitorear el cumplimiento de los países pertenecientes al TPCE que prohíben todas las explosiones nucleares en el planeta.
Además de promover el TPCE, la principal tarea de la Comisión Preparatoria para la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (OTPCE) es desarrollar este régimen y asegurar que esté operativo cuando el Tratado entre en vigor.
El SIV está compuesto por 321 estaciones de vigilancia y 16 laboratorios distribuidos en el mundo. Estas 337 instalaciones son las responsables de monitorear el planeta en caso de cualquier signo de explosión nuclear.
Cuatro tecnologías de verificación
El SIV utiliza cuatro métodos de verificación complementarios, empleando la tecnología más moderna disponible.
Las estaciones sísmicas, hidroacústicas y de infrasonido monitorean bajo tierra, los grandes océanos y la atmósfera, respectivamente. Las estaciones de radionucleidos, por su parte, detectan los residuos de las explosiones radiactivas o expulsadas del subsuelo o explosiones nucleares bajo el agua. Los laboratorios de radionucleidos apoyan a las estaciones de radionucleidos en identificar estos compuestos radiactivos.
Tecnologías de detección Sísmica: basada en la sismología que estudia las ondas sísmicas y su propagación, a través de la Tierra, sus fuentes y efectos. Las ondas sísmicas se generan a partir de la liberación de la energía natural, como ocurre durante un terremoto una erupción volcánica, pero también de aquellas liberaciones provenientesde eventos ocasionados por las personas. Un evento sísmico genera body waves y surface waves, ambas de importancia para analizar un efecto sospechoso. Además, proporcionan información esencial sobre ubicación, magnitud y naturaleza de un evento. Gracias a estas estaciones se puede colaborar para determinar si se ha llevado a cabo un ensayo nuclear, porque utiliza sensores sísmicos o sismómetros para calcular la intensidad de las ondas producidas por actividades sísmicas. El objetivo de este tipo de monitoreo es detectar y localizar una explosión nuclear subterránea. Hidroacústica:esta tecnología utiliza sensores que detectan ondas que viajan a través del agua, dado que las señales son capaces de mostrar cambios en la presión del agua producida por ondas de sonido. El sonido se propaga muy fácilmente a través del agua, por lo tanto, se puede escuchar y detectar a grandes distancias. Además de colectar datos, es de utilidad para determinar dónde se ha realizado una explosión nuclear: bajo el agua, cerca de la costa o en la superficie del océano. El monitoreo hidroacústico puede ser utilizado para discriminar señales generadas por actividades humanas o eventos naturales, que incluyen hechos naturales como erupciones volcánicas o terremotos bajo el agua. Existen dos técnicas de sensores para la tecnología hidroacústica: hidrófonos bajo el agua y sismómetros en pequeñas islas con pendientes. En el caso de Chile, contamos con una estación de hidrófonos en la Isla Robinson Crusoe. Los sensores de hidrófonos de estas estaciones son micrófonos subacuáticos que convierten los cambios en la presión del agua, causados por las ondas sonoras, en señales eléctricas que luego se pueden medir. El equipo de medición consta de dos conjuntos de tres hidrófonos, ubicados en lados opuestos de la isla. Infrasonido: los sensores de estas estaciones miden los cambios de micropresión en la atmósfera, generados por la propagación de ondas infrasónicas. Estas ondas tienen baja frecuencia (<20 Hz), por lo que no son audibles para el oído humano. No obstante, son capaces de detectar detonaciones atmosféricas a través del viento, gracias a que el sonido puede extenderse a largas distancias, con poca disipación. Este sonido puede ser producido por volcanes, meteoritos, tormentas, actividad minera y lanzamiento de cohetes. A través de microbarómetros, es posible detectar los cambios en la presión atmosférica producidos por las ondas de infrasonido Estas estaciones usan configuraciones de arreglos (array), donde cada uno contiene cuatro o más elementos de arreglos dispuestos en diferentes patrones geométricos, una estación meteorológica, una instalación de procesamiento central y un sistema de comunicación para la transmisión de datos. Radionucleido: proporciona evidencia que confirma la naturaleza nuclear de un evento sospechoso. Existen diferentes equipos que se utilizan con este tipo de tecnología, que representa una de las mejores formas de determinar si se ha llevado a cabo una explosión nuclear, ya que detecta gases nobles, partículas radiactivas y desechos en la atmósfera. Estas estaciones tienen una probabilidad de no menos del 90% de detectar en 14 días, cualquier prueba de armas nucleares por encima del suelo, como así también,detectar gases nobles expulsados en pruebas subterráneas o subacuáticas. Las explosiones nucleares absorben el aire y el suelo circundantes y se convierten en una nube radiactiva que puede ser arrastrada a grandes distancias por el viento y la lluvia. Las partículas precipitan lentamente dentro de una velocidad que depende de su tamaño, y el gas noble radiactivo permanece en la atmósfera. Las estaciones pueden medir partículas o gases nobles, no obstante, la estación Rapa Nui puede medir ambas, mientras que la estación Punta Arenas mide solo partículas.
El Sistema Internacional de Vigilancia (SIV) está respaldado por un Centro Internacional de Datos (CID), ubicado en la sede de la OTPCE en Viena, Austria. El CID procesa y analiza los datos registrados en las estaciones de monitoreo y produce boletines de datos que se envían a los Estados Miembros para su juicio y evaluación. El CID ayuda a los Estados Miembros a asumir sus responsabilidades en lo que respecta a la verificación, al proporcionar los servicios de creación de capacidad necesarios para un monitoreo mundial efectivo.
De acuerdo a los sitios de detonación, una prueba nuclear se puede categorizar en tres ambientes: Prueba en la atmósfera: la superficie de la Tierra (suelo o agua) Prueba bajo tierra: debajo de la superficie del suelo. Bajo el agua: bajo la superficie del agua.
Cada prueba nuclear produce ondas de choque que se pueden medir con tres tecnologías de forma de onda diferentes: infrasonido, sísmico e hidroacústico. Sin embargo, hay una cuarta tecnología que puede ayudarnos a identificar una prueba nuclear: detección de radionucleidos, determinantes para clasificar un evento originado por una explosión nuclear o un evento natural, como un terremoto.
Los datos detectados se utilizan para registrar, localizar y analizar eventos con énfasis en el monitoreo de explosiones nucleares. Los datos se procesan de inmediato, a través de un primer análisis automático, que es el llamado boletín de datos, publicado dentro de las dos horas posteriores. Se han establecido cuentas de firma segura para permitir a los Estados Miembros acceder a estos datos y productos. Asimismo, se brinda un amplio apoyo a los usuarios designados por los Estados Miembros al proporcionar un paquete de software estándar, cursos de capacitación y asistencia técnica.
La Infraestructura Mundial de Comunicaciones (IMC) es una red de antenas y satélites geodésicos que transmite los datos registrados en las estaciones SIV al Centro Internacional de Datos (CID). También transmite datos en bruto y boletines de datos del CID a los Estados Miembros. La IMC asegura una cobertura global. Los datos se reciben y distribuyen a través de una red de seis satélites, que dirigen las transmisiones a tres centros en tierra. Los datos se envían al CID por enlaces terrestres.
Si un Estado Miembro considera que ciertos datos recopilados implican una explosión nuclear, se puede llevar a cabo un proceso de consulta y aclaración para resolver el asunto. Este proceso, que estará disponible para los Estados Miembros después de la entrada en vigor del Tratado, permite que un Estado solicite aclaraciones directamente a otro Estado o por medio del Consejo Ejecutivo. Los Estados Miembros también pueden solicitar información al Director General de la OTPCE. Un Estado que recibió dicha solicitud tiene 48 horas para aclarar el evento en cuestión.
Una inspección in situ es una búsqueda meticulosa de una zona de inspección claramente definida para reunir pruebas sobre si se ha producido o no una explosión nuclear. Una inspección in situ (IIS) es la medida de verificación final en el marco del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE) y hace un seguimiento de las pruebas sospechosas, pero no concluyentes de una explosión nuclear obtenidas por la red mundial de estaciones de vigilancia de la TPCE. Una vez que el TPCE haya entrado en vigor, un Estado Parte podrá solicitar una inspección in situ si sospecha que otro Estado ha realizado una explosión nuclear. La inspección está autorizada para proceder si ha sido aprobada por al menos 30 de los Estados que componen los 51 Estados miembros del órgano ejecutivo de la organización, el Consejo Ejecutivo. Despliegue rápido en el terreno Se utilizaron 14 camiones para transportar equipo y material al lugar de uno de los ejercicios de preparación para el IFE14 (International Field Exercise 2014). Debido a que sólo existe un estrecho margen de tiempo durante el cual se pueden obtener algunas de las pruebas concluyentes de una explosión nuclear, una inspección in situ debe comenzar lo antes posible, una vez que se haya aprobado. De hecho, el Tratado especifica que la OTPCE sólo tiene seis días desde la recepción de la solicitud de inspección para transportar el equipo de inspección y unas 100 toneladas de equipo al país sujeto a la inspección. Después de esto, el equipo de inspección tiene que presentar un primer informe sobre la marcha de los trabajos en un plazo de 25 días a partir de la aprobación de la inspección por el Consejo Ejecutivo. Se prevé que la inspección dure 60 días, a menos que el Consejo Ejecutivo decida interrumpir la inspección antes o apruebe las solicitudes del grupo de inspección de prorrogar la inspección hasta 70 días más, con una duración máxima de 130 días. En el centro de una inspección se encuentra un equipo de 40 inspectores, incluidos expertos en sismología, geofísica, radionucleidos, protección contra las radiaciones, comunicaciones, logística y tecnología de la información.
De forma voluntaria, los Estados Miembros deben notificar a la Secretaría Técnica de la OTPCE, en caso de una explosión química que utilice 300 toneladas o más de material de voladura equivalente a detonación TNT en sus territorios. Estas notificaciones tienen dos propósitos. En primer lugar, contribuyen a la resolución de cualquier posible mala interpretación de los datos de verificación, de modo que, por ejemplo, una gran explosión minera no se considera inicialmente como una explosión nuclear. En segundo lugar, ayudan en la prueba y ajuste de la red SIV.